Es mucho lo que ha sucedido en mi país, desde aquel 8 de diciembre de 2012 cuando
nuestro presidente, Hugo Chávez Frías, se dirigió a todos los
venezolanos para informarnos que debía ser operado nuevamente por
una recurrencia del cáncer.
Lo primero que pensé ese 8 de
diciembre observado y escuchando la alocución de nuestro líder fue:
NO PUEDE SER VERDAD, por qué otra vez, el sentimiento era
extraño; de molestia, de angustia pero nunca de miedo, porque tenía
la convicción de que nuestro gigante saldría bien librado de esta,
como ya lo había hecho.
La parte en la que nos pidió que
votáramos por Nicolás Maduro, si él llegase a faltar, no
dejé que entrará en mí. Nunca me planteé ese escenario, pero
sucedió.
Desde el 8 de diciembre
de 2012 hasta el 5 de marzo de 2013 antes de las 4 y 40 de la
tarde, viví en una montaña rusa de sentimientos, en unos días
los comunicados tanto del Vicepresidente, Nicolás Maduro, como los
del ministro para la Comunicación e Información, Ernesto Villegas,
daban esperanza, en otros, dejaban ver lo delicado que estaba
nuestro MAESTRO, pero jamás dejé que la idea del peor escenario se
apoderara de mí.
Por otro lado, la
canalla mediática avanzaba sin piedad, aprovechándose de la
situación, alimentada por la oposición nacional hambrientos de poder, los que están detrás de los grandes imperios,
melancólicos y coléricos que recuerdan con gran anhelo los
días en que saqueaban a Venezuela con total libertad, no se quedaron
atrás, pusieron en marcha su guerra mediática, utilizaron a sus
lacayos y vomitaron todo su odio, todo su excremento
tratando de hacer dudar a nuestro pueblo de los comunicados que
ofrecía el Gobierno Nacional, mis amigas caían en esa trampa,
recuerdo que siempre hablábamos del tema por el grupo del pin, al
culminar la discusión todas quedaban más tranquilas o eso creía
yo, pasados los días volvíamos otra vez a la misma discusión, no
sé cuanta veces le dije que debíamos confiar en lo que nos decía
el gobierno.
Todo lo que se hablaba a
cualquier lugar al que iba, era lo que decía el Gobierno y lo que
decía la oposición en torno a la enfermedad del presidente, Hugo
Chávez.
No estuve físicamente a
su lado en Cuba y tampoco en el Hospital Militar en Caracas,
Venezuela, pero , sentí que lo hice espiritualmente porque cada
día que pasaba no dejé de pensar en ti, y cómo dejar de
hacerlo, un hombre que se compromete con un pueblo y que se entrega
en cuerpo y alma por una América distinta, a favor de los
explotados por décadas, una persona totalmente entregada en cumplir
el ideal del Padre de la Patria, Simón Bolívar, no se consigue en
cualquier parte.
El 5 de marzo de 2013
fue sin duda una tarde triste para Venezuela y para poblaciones del
mundo entero , quienes lloramos esa desgarradora noticia que nos
dio el vicepresidente, Nicolás Maduro, noticia que en un primer
momento no procesé y no lloré porque simplemente no lo creía,
mi gigante, nuestro gigante, el gigante del mundo se había ido
físicamente, sin duda, un golpe muy fuerte, sintonicé la radio
en la que trabajo, el canal del Estado, canales privados y fue
como a las 2 horas que me di cuenta que era una realidad y fue
cuando el dolor que sentía se evidenció en lágrimas.
Sin duda la montaña rusa
de sentimiento se intensificó.
Luego de enfrentar esa
dura realidad, te juré, MI LÍDER SUPREMO, HUGO CHÁVEZ , que
seré una de esas millones de soldadas que cuidará tu legado, y
para eso cumpliré lo que nos aconsejaste miles de veces, ESTUDIAR,
ESTUDIAR Y ESTUDIAR para aportar a la Revolución Bolivariana.
Aunque la canalla
mediática ataque, aunque la guerra por las redes sociales se
intensifique como está sucediendo en la actualidad, la semilla que
sembraste hace muchos años no solo está sembrada, sino que ha
germinado y está creciendo y será muy difícil de eliminarla,
porque se encuentra en todo el mundo.
¡TE AMO Y TE AMARÉ POR
SIEMPRE MI COMANDANTE, TU IDEAL VIVIRÁ EN MÍ POR EL RESTO DE MI
VIDA!